Los orígenes del Modelo de Tratamientos de Alcohólicos Anónimos se pueden encontrar en el programa del Grupo Oxford, un movimiento religioso popular de los Estados Unidos y Canadá a principios del Siglo XX. Los miembros del Grupo Oxford practicaban un plan de mejora personal por medio de hacer inventarios personales, admitir los errores, hacer reparaciones, orar y meditar y llevar el mensaje a otros.
A principio de los años treinta, Rowland H., un acomodado hombre de Rhode Island, visitó al renombrado psicoanalista suizo Carl Jung para buscar ayuda con su alcoholismo. Jung determinó que el caso de Rowland no tenía solución médica y que solamente podría encontrar remedio a través de una experiencia espiritual transformadora. Jung lo encaminó hacia el Grupo Oxford.
Más tarde, Rowland introdujo a su paisano Edwin (“Ebby”) T. al grupo y los dos, junto con otros compañeros, pudieron finalmente alejarse de la bebida por medio de la práctica de los principios del Grupo Oxford.
Un antiguo compañero de escuela de Vermont de Ebby, y también compañero de tragos, era Bill W. Ebby fue a visitar a su viejo amigo a su hogar en el 182 de la calle Clinton de Brooklyn, New York, para llevarle el mensaje de esperanza.
Bill W. había tenido mucho éxito como corredor de bolsa de Wall Street, pero su alcoholismo crónico había arruinado su prometedora carrera. Ahora, a punto de cumplir los 39 años de edad, se enteró de que su problema era irremediable, progresivo e irreversible. Había ido al Hospital Towns de Manhattan buscando tratamiento médico pero seguía bebiendo.
Al principio Bill se sintió poco impresionado por la historia de transformación de Ebby y las aserciones del Grupo Oxford. Pero en diciembre de 1934 después de ser ingresado nuevamente en el Hospital Towns para tratamiento, Bill tuvo una poderosa experiencia espiritual. Su depresión y desesperación desaparecieron y se sintió libre y tranquilo.
Bill dejó de beber y, el resto de su vida, se dedicó a llevar esa libertad y tranquilidad a otros alcohólicos. Alcohólicos Anónimos había echado raíces.